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El desagradecido sacrificio de Derek Fisher

Derek Fisher, es sacrificio por sus representados

Derek Fisher, es sacrificio por sus representados

La cuestión del lockout de la NBA comienza a tener tintes de culebrón. Rumores de acuerdo, movimientos para disolver el sindicato de jugadores, ultimátum de los propietarios… esto parece una auténtica montaña rusa con un desenlace que aún desconocemos. En medio de esta tormenta perfecta se encuentra un personaje como Derek Fisher, el veterano base de Los Angeles Lakers, que actualmente preside el Sindicato de Jugadores de la NBA (NBAP). Por su cargo, está especialmente involucrado en esta negoaciación. Su papel ha sido criticado por no pocos jugadores y ahora se encuentra en una auténtica encrucijada entre aquellos representados que presionan para aceptar la última propuesta presentada por la patronal y aquellos que amenazan con impulsar el proceso de disolución del sindicato. Labor desagradecida que, pase lo que pase, le dejará en mal lugar a los ojos de no pocos de sus compañeros. Con todo, deberíamos conocer las condiciones en las que está llevando a cabo su labor para saber valorar en su justa medida la sacrificada labor que está llevando a cabo con el objetivo de lograr un acuerdo lo más justo posible para su colectivo. Un artículo de NBCSPORTS nos da las claves sobre esta cuestión.

Natural de Arkansas, pero establecido en Los Ángeles desde hace ya muchos años, Fisher lleva una época en la que pasa más tiempo en Nueva York negociando que con su propia familia. Y lo hace para llevar a cabo un trabajo no remunerado, más aún, que le cuesta dinero (y no poco) de su propio bolsillo. Fisher corre con los gastos producidos durante sus estancias en NY, incluyendo las dietas de las largas jornadas de negociación. Además, paga una fortuna para que sus asistentes y entrenadores personales vuelen a la Gran Manzana y pueda mantener así su régimen para mantenerse en un buen tono físico de cara a poder reanudar la competición oficial. Además para intentar hacer compatibles sus deberes sindicales con su vida familiar, es capaz de desplazarse a California para poder ver a sus hijos jugar al fútbol y después tomar inmediatamente un avión de vuelta a New York. Es verdad que tampoco se pretende, como bien afirma en el artículo mencionado el periodista Kurt Helin, que soltemos una lágrima por el bueno de Fisher, como de un melodrama televisivo fuera. Con un salario de 3.5 millones de dólares para la próxima temporada (si la hay) y después de haber ingresado cerca de los 60 millones de dólares en sus 15 años de carrera, no creemos que tenga problemas para llegar a fin de mes debido a estos gastos mencionados. De acuerdo, pero desde luego, si comparamos su sacrificio con el de otros jugadores poco involucrados en la negociación, pero que se permiten hablar con total desparpajo y en tono crítico, sobre la labor negociadora de Fisher, la diferencia es evidente. Y es que ver los toros desde la barrera siempre ha sido muy fácil.