John Starks: El anti-héroe que conquistó la Meca del Baloncesto
Debo confesarlo: como muchos otros aficionados a la NBA también yo siento una fascinación especial por los New York Knicks: su mítica cancha, su historial de fracasos tras los ya vetustos anillos de los 70… si añadimos al cóctel que fueron el primer equipo NBA que logré ver en un partido en directo, se hacen irrefrenables las ganas de escribir algo acerca de ellos… y qué mejor que empezar con uno de sus iconos de los 90.
John Levell Starks no fue seleccionado por ninguna franquicia en el Draft de 1987, tuvo que jugar en la CBA para ganarse un sitio en los Golden State Warriors y en su temporada rookie en Oakland no llegó ni a los 9 minutos por partido en los 36 choques que disputó… ¿cómo un tipo con estas referencias pudo convertirse en uno de los jugadores preferidos por el público del Madison Square Garden en los años 90?
Starks llega a los Knicks en la temporada 90-91. Desde la posición de escolta, el jugador originario de Tulsa va haciéndose un hueco a base de defensa y esfuerzo, además de un talento ofensivo típico de un tirador de rachas y buena capacidad para el pase. Aquellos Knicks llegaron a ser un importante escollo para los Bulls del three-peat, tanto en los playoffs de 1992 (en los que llevaron a los de Chicago al 7º partido en semifinales de conferencia) como en los de 1993 (en los que jugaron las finales del Este, victoria 4-2 para los Bulls). La defensa de Starks como perro de presa incomodó en algunos encuentros a Jordan, pero no pudo evitar que Air derrotara a los neoyorkinos con medias de anotación estelares. De aquella serie del 93 aún perdura una de las jugadas más espectaculares nunca vistas en los playoffs: el tremendo mate que el escolta de los Knicks completó ante la defensa del propio Jordan y de Horace Grant.