Mayweather Jr. tenía que ganar
Con tanta rutina que cansa, cada vez que Floyd Mayweathers jr. regresa de su “retiro espiritual” con la mira puesta en otra “megapelea” (si Pacquiao le puede ganar a Márquez), se construye un peleador de recursos limitados como una estrella ficticia que, potencialmente, se presenta para sembrar la duda popular basada en que “pudiera ganarle al Idolo de Michigan”. Es la bien engrasada campaña publicitaria que tiene detrás el peleador sepia; es el secreto de su capacidad para convertir en oro todo lo que toca.
Víctor Ortiz no le hubiera podido ganar a Floyd Mayweathers jr, que no le quitó la derecha del hocico en los 12 minutos que duró el pleito, nunca.
La forma como manejó la media despejó dudas en cuanto al comportamiento del Niño Feísimo contra zurdos; a pesar de que el californiano logró llegar de vez en cuando, las pocas veces que llevo a Floyd contra las sogas.
El perdedor es un peleador bueno para cierto tipo de boxeadores, a pesar de su juventud y de su fortaleza, pero no para quien, posiblemente, esté entre los 25 mejores peleadores de la historia. Para eso Ortiz ni sabe ni puede por mucho que quiera.
Pero, lo que demostró su poca intuición de boxeador carente del arsenal necesario para peleas como la del sábado, fue la forma cómo se entregó mansamente ante un tipo que se las sabe todas en el ring, luego de que lo había provocado con un cabezazo totalmente intencional. Hasta el gato de la vecina sabia que vendría una represalia. Ortiz no se cuidó, porque creyó que con una disculpa y un choque de guantes, más el punto con que lo penalizaron, resolvía el problema y el boxeo es muy serio, es una guerra para pensar así.
Fue a los 2:59 del 4to cuando el californiano cayó noqueado, más por la sorpresa de dos golpes que por una combinación limpia y poderosa: Joe Cortez no declaró foul y, por más que observé la conclusión, no acerté ni a calcular el momento en que dio la orden de continuar la pelea.
Victoria # 42 para Mayweathers jr que, cuando le preguntaron sobre el ring por los dos golpes con los que tiró a Ortiz, a su manera, explotó contra Larry Merchant porque cree que lo están acorralando por la forma como gana; sin embargo, el comentarista debió cuestionar al referí y no lo hizo.
A la gente no le gusta que Mayweathers gane, pero nadie se le puede imponer; menos que haga dinero, pero vende más que todo el mundo y, en sitios de Internet o en otros en que se pueda escribir escondiéndose detrás de un sobrenombre, los epítetos no son respetuosos contra el boxeador y comienzan por “ese negro”, dicho en la peor forma posible de agresión racista.
Mayweathers no necesitaba dos golpes que van a crear dudas en cuanto a su legalidad por mucho tiempo; sin embargo, lo que hubiera sido interesante escuchar era la razón por la que Joe Cortez, tercero en el ring cada vez que a los “intereses de atrás” les hace falta un ganador obligado, decretó el nocao.