Una marea de ciclistas conquista Bilbao
El cicloturismo vizcaíno vivió ayer la gran fiesta para los amantes del ciclismo. La clásica Bilbao-Bilbao, que cumplió su vigesimocuarta edición, reunió a 7.781 participantes. La marcha, organizada con la colaboración de EL CORREO, fue todo un éxito en una jornada de domingo ideal para la práctica de este deporte.
El Puente de Deusto, lugar de salida de la prueba, fue un hervidero de aficionados al pedal una hora antes de que la prueba diera comienzo. Se preparaban para una esperada jornada de ciclismo en cuadrilla. Estiramientos, poner el dorsal a las bicis, llenar los botellines y sacarse fotos fue lo más habitual entre los participantes, que se colocaron en la salida con ganas de hacer deporte y afrontar el reto. Había gente de diferentes puntos de España. Madrid, Jaén, Murcia, La Rioja…
No llovía, pero el termómetro marcaba 8 grados. Un poco de frío que se solucionaba con buena ropa de abrigo. «Venimos de Valencia y a este tiempo no estamos acostumbrados», decía una mujer de 47 años que afrontaba por primera vez la Bilbao-Bilbao junto a su marido y otra pareja valenciana.
Jóvenes, mayores y cuadrillas compusieron el amplio pelotón, que partió a las ocho de la mañana en cuatro salidas escalonadas cada 15 minutos -ya que no hay clasificacion- para recorrer un precioso recorrido de 115 kilómetros a través del Gran Bilbao, Uribe Kosta, y con varias dificultades montañosas como Artebakarra y Morga.
Los cicloturistas se lo tomaron con calma, no había prisa, era un día para disfrutar de la bici. Después de realizar poco más de la mitad de la Bilbao-Bilbao, era momento de reponer fuerzas. En el Parque Tecnológico de Zamudio. Agua, barritas energéticas y un descanso. Los más valientes, esos que están más preparados físicamente, casi ni paraban. Para ellos era un mero trámite. Con fuerzas renovadas, quedaba los más duro de la ‘etapa’. Los repechos de Artebakarra y después, para dinamitar la marcha, Gerekiz y Morga. Este último escollo fue lo más duro, ya que estaba casi al final. Algunos tuvieron que echar mano al maillot para coger las últimas barritas energéticas. Solo había que mirar hacia la cumbre para ver la hilera multicolor de ciclistas.
Los organizadores se mostraron muy satisfechos por el desarrollo de la prueba y por la masiva participación, que se quedó ligeramente por debajo del récord alcanzado el pasado año (más de 9.000 personas) debido al mal tiempo anunciado. Aun así, la marcha fue todo un éxito. «Hay gente muy fiel que no se la quiere perder», recordaba Aitor Oria, miembro de la organización.
«Aquí se hacen amigos»
Los participantes pudieron disfrutar de la prueba, de la que resaltaban «el gran ambiente» que se respira. «Aquí se llegan a hacer amigos», decía José Antonio de Dios, un madrileño de 50 años que charlaba con un bilbaíno con quien había entablado conversación a lo largo de la clásica. Y es que todo eran sonrisas y buen humor entre los participantes, que una vez en la meta se refrescaban y se sacaban fotos.
Todos fueron recibidos con aplausos en la llegada. Pudieron emular al corredor de Euskaltel Igor Antón en la pasada Vuelta España, ganador en la Gran Vía de la capital vizcaína. Aunque esta vez hubo 7.781 ganadores, que recibieron un trofeo y la satisfacción de haber participado en la gran fiesta del cicloturismo vizcaíno.
Fuente: elcorreo.com