El Equipo Pumas ha perdido la magia
No hace mucho, había tardes en las que Ciudad Universitaria tomaba un halo especial, un aura mágica que invadía a cada uno de los asistentes. El Equipo Pumas se plantaba como un equipo gallardo, corría de un lado a otro, a veces ganaba sobre la hora, pero la gente se marchaba a casa con el dulce sabor de la victoria. No hace mucho de esto, porque hace menos de un año Universidad daba la vuelta de los campeones. Pero la realidad de hoy es diferente, ese sentimiento extra que despertaba el Estadio Olímpico no existe. Ayer, El Equipo Pumas empató a cero con Estudiantes, un equipo que huele a descenso, y los de Guillermo Vázquez siguen sin ser la escuadra que se esperaba.
Lo que le ocurre al Equipo Pumas es difícil de comprender, porque de una semana a otra pasa de ser un equipo valiente, que invita a confiar en sus capacidades, a una escuadra irreconocible, sin ese pedigrí que solía mostrar en cualquier cita. No hace mucho los rivales venían atemorizados a CU, esta tierra era una frontera que no concedía tregua, aquí ningún equipo se sentía local y tenía que multiplicar esfuerzos para siquiera aspirar a un empate, pero hoy ese mismo campo se ha convertido en territorio de paso, con la idea de que sin mucho esfuerzo se puede sacar un punto y con un poco más de arrojo hasta los tres puntos.
¿Cuáles son los verdaderos Pumas? Se preguntaban muchos aficionados, esos que en Toluca dieron una muestra de valentía, de concentración, de eficacia, esos que son capaces de conquistar tierras prohibidas, esos que muestran la mística de antaño. O los de ayer, que son idénticos a los que jugaron contra Querétaro, esos que muestran la misma inoperancia que tuvieron contra Puebla, esos que fueron incapaces de vencer a las críticas Chivas. A ciencia cierta no se sabe, de ser un equipo con ciertas garantías, Universidad, en el Clausura 2012, es un equipo gitano, huraño, sobre todo en casa.
Ayer era el día para que Pumas validara sus opciones, que se reencontrara con su gente, una tarde para olvidar rencillas pasadas, volver a confiar uno en el otro, pero no, Estudiantes fue un equipo que hizo poco y se llevó mucho, un punto que, según su entrenador, le confirma que puede aspirar a la permanencia, mal haría Héctor Eugui en fiarse de lo que obtuvo ante un equipo que por momentos luce antipático y errático a la hora de fabricar.
Pumas se trabó, en todo el juego fue incapaz de generar la sensación de una confianza extrema en el triunfo, chocó una y otra vez con la defensa tapatía.
Todo volvió a fallar, el planteamiento táctico, pues faltó un hombre con más presencia en el área, no hubo precisión en los servicios, además de la poca imaginación a la hora de construir jugadas, así, en el primer tiempo sólo hubo un par de tiros de Javier Cortés y otro de Martín Bravo, el primero lo tapó Christian Martínez y el segundo se fue por encima. Y por ahí una jugada con polémica cuando Bravo se escapaba y Leaño trabó al argentino, pero el árbitro, Miguel Chacón sólo amonestó al defensa de Estudiantes.
En el segundo tiempo, Pumas fue más insistente, pero con la misma sequía en la ofensiva. Juan Carlos Cacho, Martín Bravo, Javier Cortés, Michelle Castro, Eduardo Herrera, Emilio Orrantia y Efraín Velarde, ninguno fue capaz de generar un chispazo de fortuna en el ataque.
Bravo puso, en un acto de orgullo personal, el balón en el travesaño, Cacho tuvo tres tiros que no progresaron. Después de eso no hubo más noticias. Universidad ha perdido la magia de local, lo único a lo que se podía aferrar en los tiempos difíciles. El equipo no es garantía de nada, la semana que entra visita al América sin Espinosa, Cortés y Cabrera, y después recibe en CU a Tigres. No, no hagan apuestas.
Fuente: milenio.com