Cuando el rugby se transforma en una presión extra
Hasta los jugadores más experimentados sienten la presión de rendir en la Rugby World Cup de 2011, pero cuando eso se convierte en un elemento decisivo de una trayectoria, se torna aún más difícil.
La veloz manera en que el wing estadounidense, Takudzwa Ngwenya, sobrepasó al sudáfricano Bryan Habana en la RWC de 2007, en Francia, le valió un contrato lucrativo con Biarritz y confirmó los sueños de muchos estadounidenses de hacer realidad una carrera profesional en el rugby.
Al igual que muchos de sus compañeros, el ala Pat Danahy y el fullback Blaine Scully ansían firmar con un club en alguno de los países tradicionales del rugby tras el torneo. “El sueño de todos los que no son todavía profesionales aquí es lo que Taku logró el pasado Mundial y llegar al mejor nivel y con un buen contrato”, comentó Danahy. “Este torneo trae consigo una gran responsabilidad pero la presión quizá se haga sentir un tanto más entre los que buscan la manera de poder vivir de esto”.
En los Estados Unidos, no existen los clubes profesionales de rugby y muchos jugadores tienen que buscar trabajo afuera. Danahy trabaja para una empresa de ingeniería en Atlanta (Georgia), y afirma que muchos jugadores se les hace difícil encontrar el hueco para dedicarse al rugby.