El año que Chuky vivió en peligro
“Alta piedra soy! Secuestrado en guayaquil, explosion en hotel de blumenau, huracan en NY, me falta un misil de khadafi en el balcon de casa!”, escribió Diego Junqueira el domingo con ironía en su cuenta de twitter mientras permanecía encerrado en una habitación de hotel de la Gran Manzana, a la espera de que pase Irene para retomar los entrenamientos del US Open. De vuelta a las actividades, el tandilense que mañana se medirá con Juan Martín del Potro hizo un repaso de sus últimos nueve meses, quizá los más desastrosos de su vida.
El primer episodio ocurrió en noviembre de 2010, durante el Challenger de Guayaquil, Ecuador. “Estábamos jugando un torneo y al salir de un restaurante tomamos un taxi y unos tipos nos secuestraron junto con Martín Vasallo y mi entrenador Wally (Grinovero). Por suerte no pasó a más. Le dimos la guita y nos soltaron en un terraplén en las afueras. Caminamos todo el tiempo porque no nos atrevíamos a tomar otro taxi”, repasó Chuky, como se lo conoce al tandilense.
El periplo duró, según contó en una nota a ESPNdeportes.com, cuarenta minutos, en los cuales les robaron, además de la plata, los teléfonos celulares y las tarjetas de crédito. Los argentinos (también estaban Facundo Bagnis y su entrenador) fueron liberados en las afueras de la ciudad. “Era una calle de tierra, sin luz. ‘¡Empiecen a correr!’, nos gritaron, y nos apuntaron desde allá. Empezamos a correr esperando los tiros, pero por suerte no pasó nada”, agregó.
Madrugada de explosión. Seis meses pasaron entre el secuestro y la explosión de la caldera del hotel de Blumenau que lo despertó bien temprano en la mañana un día de abril. En medio del susto por el estruendo, los tenistas que se encontraban descansando en medio del Challenger brasileño debieron evacuar el edificio.
“Pensé que había sido un rayo, pero después nos dijeron que había explotado la caldera del hotel. Se veían pedazos de pared a 100 metros. Vinieron los bomberos y pidieron que evacuemos, y más tarde nos trasladaron a otro hotel”, repasó Junquiera con ESPN. Ese día José Acasuso, otro de los argentinos que participaba del torneo, escribió en su twitter: “Despertarse a las 6 de la mañana en el hotel con el ruido como si fuese una bomba esta bueno?? Fue perdida de gas y explosión…CAGAZO!!!”.
A la espera de Irene. El huracán que puso en duda el comienzo del US Open cerró la zaga de desastres que vivió Junquiera los últimos nueve meses. Sin consecuencias graves para los tenistas, Chuky lo vivió como todos los jugadores del circuito: encerrado en un hotel. Y se tranquilizó al comprobar que al final no pasó de una fuerte tormenta en esa zona.
Mejor suerte en el juego. Pese a que imaginó un debut más difícil, el tandilense de 31 años y 104º en el ranking ATP, superó con éxito la primera ronda del último Grand Slam del año, su primer US Open. “Al ver con quien me tocaba debutar en este US Open, un número 75 de la ATP, me dije: lo único que me falta es que me caiga en la cabeza un misil de Gadafi’, pero ya ven, una vez más tuve suerte”, contó tras avanzar a la segunda fase luego de que su rival, el eslovaco Karol Beck, se retirara por una lesión luego de perder el primer set 6-2.
Ahora, el desafío se llama Juan Martín y Chuky no se achica. “Palito es muy buena gente, pero no te olvides que yo también tengo una raqueta en las manos, y soy un suertudo”. Será la primera vez que el circuito ponga cara a cara a los dos argentinos. Resta esperar para saber si el muchacho con más desastres vividos en el último año puede superar otro escollo más: la Torre de Tandil.